A cualquier persona que padezca una limitación funcional y necesite alcanzar la máxima independencia en las actividades de la vida diaria.
Edad pediátrica

- Retraso en el desarrollo global
- Trastornos de la coordinación en el desarrollo
- Motricidad gruesa, coordinación y equilibrio
- Motricidad fina
- Dispraxia (Alteración de la ideación, planificación o ejecución motora)
- Trastornos del Espectro Autista (TEA)
- Parálisis Cerebral Infantil (PCI)
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
- Trastorno de Integración Sensorial
- Distrofia muscular
- Proceso oncológico
- Dificultad de aprendizaje / Discapacidad intelectual / Trastornos específicos del aprendizaje (dislexia, disgrafía, discalculia…)
- Otras patologías como Síndrome de Down, X-Frágil, Espina Bífida, enfermedades raras, plagiocefalia, parálisis de Erbs…
A veces los niños no son del todo independientes. En muchas ocasiones sabemos el motivo y tenemos un diagnóstico, pero otras muchas veces no. Únicamente vemos que su desarrollo se desvía un poco de lo “común”. Puede que algunas conductas del niño nos llamen la atención. Por ejemplo: tiene dificultad para coordinar sus movimientos (se le caen mucho las cosas, parece “torpe”…), camina de manera “diferente”, busca mucho movimiento o es excesivamente cauteloso, rechaza texturas al tacto o en alimentos, no le gusta el cepillado de dientes ni de pelo, tiene manías y costumbres irracionales, se muestra inmaduro respecto a su grupo de iguales…
Edad adulta

- Daño cerebral adquirido
- Accidentes cerebrovasculares (ACV)
- Traumatismos craneoencefálicos (TCE)
- Tumores cerebrales
- Trastornos neurológicos degenerativos
- Esclerosis múltiple
- Demencias
- Parkinson
- Proceso oncológico
- Lesión medular
- Lesiones traumáticas con afectación de miembros